El proyecto consiste en la reconstrucción del palacio municipal en un predio de  806 m2, utilizando el ladrillo local como el material predominante en el edificio, en una configuración rectangular estableciendo dos núcleos principales de oficinas que se articula por una pequeña plaza central semi cubierta que integra y genera sombra a las áreas de espera.

El edificio se distribuye en dos niveles. El primer nivel funciona como un semisótano y está a nivel de banqueta, con frontalidad y acceso hacia la calle Guerrero donde se encuentran el salón de cabildos, una pequeña sala de juntas y áreas de atención comunitaria. El reconocimiento de este nivel genera un especie de zoclo o basamento a todo el conjunto.  Siendo la fachada principal del edificio una fachada sur, este cuenta con un pórtico al frente que permite una circulación perimetral sombreada en el segundo nivel donde se encuentran las áreas de oficinas, servicios (baños), atención a la ciudadanía y una plaza cívica central.

El área libre reconoce el nivel de terreno natural conformando patios hundidos que permiten una iluminación y ventilación cruzada del nivel inferior, además de dar privacidad a estos espacios.

Se plantea que la materialidad del conjunto sea a base de ladrillo rojo de la ona con un formato de ladrillo romano y cantera amarilla de Oaxaca, como una reinterpretación de los sistemas constructivos y materialidad presente en los edificios patrimoniales como la estación Matías Romero ó los Blocks.